Dicen en su entorno que Victoria Tolosa Paz sintió en el cuerpo la derrota del 12 de septiembre. Venía de protagonizar una campaña híper centrada en su figura, por lo que el resultado la expuso en términos casi personales: era la cara del albertismo en el territorio electoralmente más importante del país y nada salió como esperaba. Ahora, recompuesta como pudo del golpe, llega con la ilusión renovada por el giro post PASO que encaró el Frente de Todos, que para ella supuso más cambios que para cualquier otro dirigente del oficialismo.
“Vicky” tiene una relación estrechísima con el Presidente: el 18 de mayo de 2019 estaba haciendo campaña en Villa Elvira, un barrio platense, cuando recibió un llamado de su marido, el publicista José “Pepe” Albistur, que le pasó con Alberto, con quien estaba reunido en el departamento que le prestaba en Puerto Madero. Así se enteró de que era el elegido por Cristina Fernández para ser candidato a presidente. El primer indicio de la candidatura a diputada nacional se lo dio en 2020, Santiago Cafiero, cuando le pidió que salga a los medios a defender al Gobierno “en todos los temas”.
Fue -es- por eso una batalla en mezcla lo político con lo personal, en varios sentidos. Fue impuesta por su amigo, el Presidente, para representarlo en el distrito electoralmente más importante del país, en unos comicios en el cual, además, debía definir un segundo objetivo: la postulación a intendenta de La Plata en 2023, chance que perdió por un “pelín” en 2019 frente a la camporista Florencia Saintout. “No hubo mucho tiempo para procesar, pero ella está en pie, tiene mucho empuje, una polenta contagiosa y está convencida de que se puede dar vuelta”, dicen cerca suyo.
Esa confianza le exigió grandes dosis de sacrificio personal. Se recostó mucho en su mesa política más cercana, donde tallan fuerte dos figuras: el Concejal Javier García y el funcionario nacional Juan Manuel Granillo Fernández. “Pepe”, que la había empujado a dar la pelea en los medios de línea editorial más dura contra el kirchnerismo -TN, La Nación +, Radio Mitre-, perdió gravitación y su rol lo ocupó el catalán Antoni Gutiérrez Rubí, el gestor de la campaña de “Sí”, que busca centrar el mensaje en el “metro cuadrado” propio de cada elector.
Disciplinada, Tolosa Paz pasó a un segundo plano: no encabezó actos propios sino que recorrió el territorio como compañía de otras figuras, como el propio Fernández o el gobernador Axel Kicillof y redujo drásticamente sus intervenciones mediáticas. El discurso evitó traspiés como aquella alusión ya famosa al “garche” en el peronismo y procuró centrarse en temas duros, como la reactivación económica. De hecho, tuvo un solo “hit”: la denuncia de golpe blando, asociada a los movimientos especulativos con los precios, entre ellos el del dólar.
El diseño territorial acompañó esa mutación. La centralidad que ganaron los intendentes con la llegada de Martín Insaurralde a la jefatura de Gabinete influyó mucho en el nuevo esquema. Cerca de Tolosa Paz admiten: muchos alcaldes localizaron al extremo la campaña, no todos quieren a figuras asociadas a una derrota en su territorio.
Tolosa Paz hablaba mucho con Cristina Fernández antes de 2020. Dicen que esas conversaciones eran largas y que se había construido un vínculo estrecho, con varios contactos por semana antes de las PASO. Por eso llamó un poco la atención la frialdad del gesto que tuvo con ella la noche de la derrota. “Ahora siguen hablando aunque menos”, admiten en el equipo de la candidata. Allí cuesta un poco, al parecer, descifrar cuál es el deseo actual de la vicepresidenta; qué quiere, exactamente, en términos políticos.
Para “Vicky”, hija de una familia de raigambre radical que milita en el peronismo desde siempre, es un nuevo desafío. El más extremo de su carrera política, pero también el que podría ponerla en el centro de una recuperación casi milagrosa, tras una derrota en la que el peronismo perdió casi dos millones y medio de votos en la Provincia y, ella, unos 80 mil en La Plata. (DIB) AL
Fuente y Foto: DIB