Un departamento con sello de Bustillo volvió al mercado: cómo es y cuánto cuesta vivir en «La Isla» de Recoleta


Un edificio con firma destacada

“El edificio se levantó en un momento en que ‘La Isla’ todavía tenía vistas abiertas hacia el Río de la Plata, antes de la construcción de torres más altas”, explicó Iuri Izrastzoff, de Izrastzoff Inmobiliaria.

Según el especialista, las proporciones del inmueble conservan rasgos que hoy casi no se repiten: techos altos, ventanales amplios y una distribución generosa. “Particularmente en una planta baja, donde las aberturas suelen ser más chicas, la amplitud y la escala de los ambientes hacen de esta propiedad un lugar excepcional”, indicó.

La Isla de Bustillo Recoleta Propiedades

El comedor principal del departamento diseñado por Alejandro Bustillo, con pisos de roble de Eslavonia y amplios ventanales al norte

El comedor principal del departamento diseñado por Alejandro Bustillo, con pisos de roble de Eslavonia y amplios ventanales al norte

Izrastzoff Inmobiliaria

El acceso principal del edificio conduce a un hall revestido en mármol con zócalos de piedra París. Detrás de una segunda puerta, se despliega una escalera en caracol, recurso típico en la obra de Bustillo, que combina elegancia y funcionalidad. Al ingresar al departamento, se conservan los pisos originales de roble de Eslavonia, una recepción amplia y un living y comedor de grandes dimensiones, bañados por la luz natural del norte.

‘La Isla’: enclave urbano

El barrio nació sobre los terrenos de la antigua Quinta de Hale, adquirida por la Municipalidad en 1906 para crear un barrio parque. El proyecto estuvo a cargo del arquitecto francés Joseph Bouvard, autor del diseño de sus calles curvas, terrazas y escalinatas, alejadas del damero clásico de la ciudad.

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Vista de La Isla de Recoleta desde la Plaza Mitre, uno de los sectores residenciales más tradicionales y silenciosos de la Ciudad de Buenos Aires

Vista de La Isla de Recoleta desde la Plaza Mitre, uno de los sectores residenciales más tradicionales y silenciosos de la Ciudad de Buenos Aires

El trazado definitivo se consolidó entre 1906 y 1914, con calles dedicadas a científicos como Copérnico, Galileo y Newton.

Desde entonces, ‘La Isla’ mantuvo un perfil residencial y diplomático, con presencia de edificios notables como la Embajada Británica y la Biblioteca Nacional. Su carácter aislado, la circulación reducida y la vigilancia permanente reforzaron su identidad de enclave exclusivo en plena Recoleta.

Un departamento singular

La unidad puesta en venta se organiza en cinco ambientes principales, con dos baños completos y un toilette. Los dormitorios dan al exterior y conservan las carpinterías originales. La cocina conecta con un patio interno que, tras la última intervención, se transformó en una vivienda independiente de 40 m2, con acceso propio, dormitorio, cocina integrada, baño y living comedor.

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El hall del edificio, revestido en mármol y con una escalera caracol de hierro forjado, refleja el estilo francés característico de Bustillo

El hall del edificio, revestido en mármol y con una escalera caracol de hierro forjado, refleja el estilo francés característico de Bustillo

Ese espacio, pensado originalmente como área de servicio, hoy funciona como anexo flexible: puede utilizarse como departamento independiente, oficina o alojamiento para huéspedes. “El anexo agrega un valor distintivo que lo diferencia claramente de otras unidades similares”, señaló Izrastzoff.

La restauración respetó la esencia del proyecto original. “El enfoque fue una restauración más que una reforma. Las mayores intervenciones se hicieron en la cocina y en la zona de servicio. En el resto, se preservaron pisos, aberturas y materiales nobles”, indicó el especialista.

Para Izrastzoff, el atractivo principal está en el diseño: “Un departamento en el que se disfrutan todos los ambientes es casi imposible de conseguir hoy en Buenos Aires. Bustillo logra que cada espacio tenga vida propia y que la luz transforme el clima interior a lo largo del día”.

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El entorno de la Embajada Británica en La Isla conserva el trazado curvo. El edificio ocupa una manzana delimitada por las calles Guido, Agote, Copérnico y Galileo. Fue diseñado por el arquitecto británico Walter B. Bassett-Smith e inaugurado en 1945

El entorno de la Embajada Británica en La Isla conserva el trazado curvo. El edificio ocupa una manzana delimitada por las calles Guido, Agote, Copérnico y Galileo. Fue diseñado por el arquitecto británico Walter B. Bassett-Smith e inaugurado en 1945

Sobre el entorno, agregó: “’La Isla’ es, para mí, el mejor lugar de la Ciudad. Por su arquitectura, su silencio, la seguridad y la cercanía de todo. No hay otro barrio con esa combinación”.

Bustillo y su tiempo

La periodista e investigadora urbana Mariela Blanco, autora del libro «La historia es noticia», aportó una lectura histórica sobre el contexto en que Bustillo desarrolló su obra. Señaló que en los años 30 Buenos Aires comenzaba a incorporar materiales como vidrio, mármol y acero inoxidable, en línea con las corrientes del Art Déco y el racionalismo europeo.

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Uno de los dormitorios conserva materiales originales de la construcción

Uno de los dormitorios conserva materiales originales de la construcción

“Se tardó en entender este nuevo paradigma, en tiempos en que todavía las borlas y los tapices bordados decoraban las paredes de los palacetes. Pero poco a poco el racionalismo y el art déco se impusieron, expresando elegancia y sofisticación”, explicó Blanco.

Entre las obras más destacadas del arquitecto mencionó la sede del Banco de la Nación Argentina, el Banco Tornquist, el edificio Volta, la Embajada de Bélgica y la casa de Victoria Ocampo en Barrio Parque. También figuran entre sus proyectos el Hotel Llao Llao en Bariloche y el conjunto Bristol en Mar del Plata.

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La biblioteca del departamento conserva el mobiliario y los estantes empotrados, con vista hacia el living principal y piso de roble de Eslavonia.

La biblioteca del departamento conserva el mobiliario y los estantes empotrados, con vista hacia el living principal y piso de roble de Eslavonia.

“Bustillo supo moverse entre la tradición académica y las corrientes modernas de su tiempo, dejando una huella que combina monumentalidad clásica con gestos de vanguardia”, indicó Blanco.

Un patrimonio que vuelve al mercado

La oferta de una unidad de estas características es poco habitual. La escasez de metros disponibles, la baja rotación de propietarios y el valor patrimonial de los edificios hacen que las oportunidades de compra en «La Isla» sean mínimas.

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Cocina con comedor diario

Cocina con comedor diario

“El regreso al mercado de un departamento de Bustillo restaurado y con un anexo independiente vuelve a encender la atención en un sector que conserva su atractivo histórico y su valoración económica”, afirmó Izrastzoff.

Por su parte, Blanco destacó que la propiedad “condensa la historia de la ciudad y las transformaciones de la vivienda urbana en el siglo XX”.

«La Isla» conserva su carácter de enclave residencial de alta gama por una combinación de factores: ubicación estratégica, entorno silencioso, valor arquitectónico y un paisaje urbano que se mantiene casi intacto. En ese contexto, la reaparición de una obra de Bustillo refuerza el diálogo entre patrimonio y mercado, en un barrio que sigue siendo sinónimo de exclusividad en Buenos Aires.

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