Por Maite Orbe (*).-
Que Mauricio Macri haya corrido a los brazos del Fondo Monetario Internacional para “salvar” la fuga de capitales en Argentina, es sinónimo de un ajuste más grande del que se viene implementando contra la clase obrera y propone no sólo una crisis económica, sino también una crisis política. En esta acción queda demostrado que el gobierno nacional camina sobre la cornisa.
Todos los ajustes y tarifazos que se vienen dando a lo largo de éstos dos años y medio, aplicados por el gobierno macrista y apoyados por parte de la supuesta oposición peronista en el Congreso, no han sido suficientes para detener la corrida del peso y la fuga de capitales. Sin embargo, al parecer el gobierno podrá solicitar al FMI únicamente unos 30.000 millones de dólares que cubrirían sólo la mitad del déficit. Todo indica, que se tome el camino que se tome, el macrismo iría camino al precipicio y que, en el mejor de los casos, sólo se podría reducir la velocidad de la caída.
Desde el gobierno nacional se sancionaron leyes y diferentes ajustes que atacan directamente a la clase obrera, casualmente, los mismos que forman parte de las exigencias del FMI, tales como la reforma previsional la cual proponen profundizar; la reforma laboral, que viene de la mano de la reforma educativa; acentuar los ajustes en salud y educación; y recortar aún más el presupuesto a las provincias para que ellas mismas empleen un ajuste mayor contra sus trabajadores.
El movimiento obrero, debe llamarse a la acción para debatir a fondo y reaccionar de inmediato ante una crisis que plantea tomar la iniciativa política. Desde el Partido Obrero, planteamos anulación del tarifazo; prohibición de despidos y suspensiones; defensa de los convenios colectivos; rechazo a la reforma laboral; huelga general y paro activo; unidad el movimiento obrero y de la izquierda para derrotar al macrismo y abrir una perspectiva de gobierno de los trabajadores.
(*) Militante política del Partido Obrero (PO)