
Luego de los escandalosos chat entre jueces, empresarios, directivos del grupo Clarín y dirigentes y funcionarios de la oposición que salieron a la luz, el Tribunal Oral Federal 2 condenó a Cristina Fernández Kirchner a seis años de prisión e inhabilitación a cargos públicos en el marco de la causa conocida como «Vialidad». La actual vicepresidenta fue juzgada por administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública con la obra pública en Santa Cruz. El contexto de la sentencia no es menor, es tal vez una muestra representativa del entramado político, judicial y económico instalado con bases sólidas en el país que se vio reflejado en este, al menos, irregular proceso judicial. A sabiendas de esto, CFK recogió el guante y subió el tono de la discusión. Desde su despacho en el Senado aseguró que «no va a ser candidata a nada» y le habló directamente a su eterno contrincante: Héctor Magnetto. «Puedo ir presa, pero mascota del poder nunca». La salida es por arriba ¿Hacia dónde va ahora el escenario político?
Los jueces que integran el TOF 2, Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Andrés Basso, se apartaron un poco de la sentencia exigida por los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola, quienes sostenían que la expresidenta encabezó una «asociación ilícita» durante su gobierno y pedían 12 años de prisión. De todas maneras, los magistrados sostuvieron que esta «connivencia» entre Fernández de Kirchner y Lázaro Báez enjendró una matriz de corrupción que le sacó al Estado 84 mil millones de pesos. La lógica, para los magistrados, es que con las licitaciones que Báez ganaba se beneficiaba la por entonces presidenta. Durante el juicio, no se pudo mostrar esto, sólo se pudo evidenciar contratos de alquiler entre estos dos actores de 8 millones de pesos en 5 años, ojo este vínculo podría ser moralmente cuestionable sin peros, pero no es motivo de tamaña sentencia. Ni tampoco se halló evidencia alguna de que la expresidenta diera una orden en torno a las rutas de Santa Cruz. ¿Qué esgrimirán en sus argumentos finales sus señorías? La verdad probada…. un tema menor.
A los pocos minutos de conocida la sentencia, CFK pidió la pelota, tomó la palabra y dió una vuelta de timón que llena de incertidumbre los próximos meses del Frente de Todos. Desmenuzó con claridad las conversaciones filtradas hace unos días. Los chat que se conocieron pertenecen a un grupo de Télegram creado el 17 de octubre pasado, luego de la primera difusión de la noticia que situaba a los jueces viajando en un charter a Bariloche y a la estancia del magnate inglés Joe Lewis. El grupo de Telegram estaba integrado por quienes hicieron el viaje, entre otros: los jueces Julián Ercolini, Pablo Cayssials y Pablo Yadarola, también el ministro de Seguridad de CABA, Marcelo D’Alessandro; el exjefe de Legales de la SIDE, Tomás Reinke; Leonardo Bergot, también exmiembro de la secretaría de Inteligencia y empresarios del multimedio Clarín.
Fernández de Kirchner sostuvo que esta complicidad probada entre el sector empresarial, judicial y político es «una mafia» que intenta disciplinar a la dirigencia que no piensa como ellos e incide en la cotidianeidad de todos los argentinos. Fue más allá, sacó su influencia de la esfera política y la colocó en el día a día, en el bolsillo del ciudadano de a pie. «Son los que manejan los aumentos de los precios, cuando no te podés quejar y te tenés que ir con el ticket a tu casa». Y siguió: «No me condenan a mí, condenan a un modelo de desarrollo económico y de defensa de derechos».
La última parte de su discurso, tuvo un clima con olor a historia: casi quebrada dijo que el 10 de diciembre del 2023 cuando termine su mandato como titular del Senado se irá a su casa y no será candidata. «Voy a hacer lo mismo que hice en 2015 cuando Daniel Scioli me vino a decir que fuera candidata a diputada nacional para hacer fuerza en la lista. No voy a someter a la fuerza política que me dio el honor de ser dos veces presidenta y vicepresidenta a que la maltraten en período electoral con una candidata condenada e inhabilitación perpetua, con administración fraudulenta al Estado», destacó.
Este epílogo deja más preguntas que certezas: ¿sostendrá su decisión CFK de no candidaturas?. Si esto sucede, ¿cuál es el futuro político del oficialismo? ¿Está preparado para no tener a Cristina en escena? Y si bien, el fallo de ayer fue recién de primera instancia y quedan por delante apelaciones y la eventual intervención de la Corte Suprema de la Nación, ¿aguantaría esta sociedad a una Cristina presa? Más allá de los festejos de la oposición, ¿este fallo debilita a su enemiga predilecta o la fortalece y la convierte en mito?
La vicepresidenta dio un giro tras su condena y la aparente sensación de justicia que circula en gran parte de la sociedad queda, si uno mira un poco más allá, ensombrecida por las turbulentas relaciones de sus funcionarios con el poder real, ese que siempre está inmune a las críticas. Que el árbol no tape el bosque.
Fuente: ElPais Digital